Un ataque fantasma

Los smartphones, cada vez con mejores cámaras y la popularización de las de los sistemas de CCTV e IP, han contribuido a que haya más posibilidades de captar esos momentos que escapan a la lógica habitual.

Precisamente uno de ellos fue captado por una cámara de seguridad interior en una vivienda, durante una noche.

Había además varios testigos, que aunque no eran humanos, no por ello dejan de ser valiosos. En concreto, en esa casa viven tres gatos y un perro. Todos ellos aparecen en las imágenes.

La filmación es de hace unos tres años y ha sido reproducida desde varias fuentes, sobre todo a través de la aplicación Tik Tok.

El que parece haber sido la primera persona en subir la grabación, es un usuario de nombre “dom.the.ghost”, que da la impresión de tener predilección por estos temas pues tiene bastantes otros vídeos que parecen mostrar fenómenos extraños.

Ciertamente lo que podemos observar en este caso resulta inquietante. En los 36 segundos que dura el vídeo (que es obviamente un extracto para que figuren justo esos momentos), se ve cómo uno de los gatos avanza cuidadosamente desde la izquierda, para de repente ser como catapultado hacia atrás súbitamente, con fuerza y con rebote, hacia la parte oscura del fondo.

Ante esos bruscos movimientos tan fuera de lugar, los otros dos gatos reaccionan por instinto, el instinto de persecución, saltando también en pos de su compañero.

Es especialmente notorio el tercero, que llega desde la parte oculta en primer plano, y que se muestra con el pelo erizado y la cola enhiesta, síntoma evidente de alarma, haciendo los dos que finalmente hasta el perro haga lo propio y acuda al punto de conflicto.

Por si fuera poco, el sonido muestra un considerable estruendo y raros maullidos, como si realmente fuera de foco estuviera teniendo lugar una importante trifulca.

Hacia los segundos finales, hay algo que no se sabe muy bien si es uno de los gatos, el perro, o qué, volviendo a vislumbrarse en la zona oscura junto a una mesa.

Parece el perro observando a al menos un par de los gatos, a juzgar por el brillo de lo que tienen pinta de ser un par de pares de ojos brillando en la oscuridad, mientras dan la impresión de seguir alerta protegiéndose tras las patas de la mesa.

Hasta que en los últimos segundos y seguramente debido al estruendo, se oye a la dueña de la casa, porque parece una mujer, con un, ese sí claro, “What a hell!” (¡Qué infierno!), lo que da idea de que efectivamente no debió encontrar un escenario tranquilo, aunque desconocemos los detalles posteriores a la grabación.

Al final tenéis las imágenes para que las podáis juzgar, especialmente los amigos de los gatos, que podáis estar más familiarizados con comportamientos y movimientos gatunos nocturnos.

En cuanto a eso, a mí me gustaría compartir un par de consideraciones que me parece observar.

Para empezar, en los segundos iniciales, cuando el gato avanza al paso, antes de “volar”, me ha parecido que quizá su manera de andar no está muy definida amén de ser ya de por sí bastante cautelosa, como si se “saltara” algún paso y el movimiento resultara no tan fluido como es el felino, tal como si cojeara o no sé, faltara algún frame. Es simplemente una sensación.

En cuanto al desconcertante momento en el que el gato parece proyectado hacia atrás, ciertamente todos los amantes de los gatos les hemos visto realizar sorprendentes cabriolas repentinas para jugar o simplemente de improviso, ¿Verdad?

Pero, vaya, en este caso, ese desplazamiento tan marcado y repentino hacia atrás y encima con rebote, resulta difícil de explicar únicamente por su propio impulso, desde luego ni siquiera es nada común incluso hablando de esas cabriolas sorprendentes de las que acababa de hablar, que son normalmente observables hacia delante o en vertical, como mucho con saltos un punto hacia atrás, pero no tan completamente hacia atrás y tan evidentes en distancia, como lo es sobre todo el primero de ellos.