The Cactus Cat
Norteamérica rebosa de leyendas e historias sobre extraños seres que habitan entre nosotros por casi toda su vasta geografía.
El que os presento hoy, es conocido desde muchos años atrás y fue objeto de múltiples charlas de saloon en los tiempos del mítico Lejano Oeste.
En efecto, durante los aventureros primeros años del siglo XIX, abundaron entre los vaqueros y colonos de aquellas tierras los testimonios que describían a una extraña criatura que habían podido vislumbrar acechando por todo lo largo de los desiertos californianos, así como por los de Arizona y Nuevo Méjico.
Se llegó a decir que era especialmente abundante en la zona ubicada entre las localidades de Prescott y Houston, en Arizona, llegando a haber sido visto en una ocasión incluso en Yucatán, ya en México.
Fueron muchos los que contaron que habían oído sus escalofriantes llamadas como gemidos especialmente durante la noche, algunos incluso relataban haber sido atacados y heridos.
Todos ellos estaban convencidos de haber tenido un encuentro con el que es conocido como “The Cactus Cat”, el gato cactus.
Este misterioso animal parece ser como un tercio más grande que un gato doméstico, presentando la particularidad de tener el cuerpo cubierto de púas o espinas con una cola que termina en una especie de bola también espinada. En la cabeza, las púas son más rígidas y le prestan la apariencia de tener múltiples pequeños cuernos. Para terminar el extraño cóctel al parecer dispone también de unos huesos especialmente afilados en las patas delanteras, en concreto las porciones distales de los huesos radiales.
En cuanto a sus hábitos, el gato cactus, como muchos animales desérticos, es más activo por las noches y las historias dicen que a pesar de su feroz aspecto no es un cazador y se alimenta de la savia de los cactus que tanto abundan en ese hábitat, aprovechando de paso también el agua que almacenan. Para hacerlo utiliza aquellos afilados huesos de sus patas delanteras que citaba antes, con los que abre hendiduras en la planta para alimentarse de la savia que fluye.
Curiosamente algunos relatos también inciden en que a veces esa savia fermenta, lo que produce que el gato llegue a emborracharse y su comportamiento se torne errático e impredecible. Es entonces cuando se muestra más proclive a atacar a los humanos utilizando su cola como maza y su cuerpo cubierto de púas.
Sin embargo hay también testimonios que hablan por el contrario de personas que estando perdidas en el desierto pudieron sobrevivir saciando su sed al aprovechar las hendiduras que hace el gato cactus para alimentarse.
Este animal ha estado muy arraigado en las historias de las gentes por todos los desiertos del Oeste. Pero no sólo entre los que eran recién llegados sino que curiosamente un animal de características similares ya formaba parte de las leyendas de los habitantes indios de las tribus Navajo y Pueblo, que eran las más numerosas en esas zonas desérticas.
El gato cactus ha sido objeto de controversias hasta bien entrado el siglo XX. De hecho figura por supuesto entre las criaturas citadas en el libro Fearsome Creatures Of The Lumberwoods, escrito en 1910 por William T. Cox y considerado en aquella época una obra de referencia como catálogo de todas las especies extrañas que se habían ido describiendo.
Va más allá incluso Hy. H. Tryon en su libro de 1939, Fearsome Critters, que pretendía ser un complemento al anterior y en el que el autor dándole sin duda la categoría de animal real quiso clasificarlo taxonómicamente, adjudicándole un nombre científico: Felis Spinobiblulosus.
Dado el gran número de testimonios que hubo durante tantos años, parece claro que todas esas gentes hablan de algo que realmente existe y por supuesto se ha intentado explicar revisando la fauna local conocida qué animal podría cuadrar de una manera más aproximada.
Como primer candidato se eligió con cierta coherencia a un animal que por tamaño y aspecto físico bien podría pasar por un gato cactus. Me estoy refiriendo al Puercoespín Americano (Erethizon Dorsatum). Desde luego hay que reconocer que en apariencia cumple con muchos de los datos, aunque evidentemente, como suele suceder, tampoco con todos, por ejemplo los gemidos y ruidos roncos que muchos dicen haber oído.
Esto hizo buscar un combinado y entonces se quiso completar la identificación, añadiendo a la aparición en la distancia y la noche del puercoespín, el sonido simultáneo en un punto cercano de otro animal de la zona que sí es capaz de producir esos ruidos audibles a lo lejos, me refiero ni más ni menos que al Puma (Puma Concolor), que también es muy activo de noche y que en algunas ocasiones se encarama a los altos saguaros para otear o mantenerse protegido, pudiendo haber hecho en muchas ocasiones que alguien viera al puercoespín mientras a la vez escuchaba al puma.
Incluso un primo suyo, el Lince Rojo (Lynx Rufus), o Bobcat como es conocido por allí y que también tiene esos hábitos trepadores y comparte el hábitat, pudiera servir para el combinado.
Es evidente de todas formas que cuando se trata de identificar plenamente un animal extraño, de Criptozoología podríamos decir, como el gato cactus, será muy difícil que podamos asociarlo con total exactitud a alguna especie conocida, pues siempre en las descripciones de los testigos van a figurar características que no van a cuadrar con ninguna. De tal forma que aunque se lleguen a explicar un porcentaje de los testimonios siempre quedarán muchos otros que sólo podrían tener sentido desde la óptica de la existencia real de un ser como el descrito, por muy extraño que nos resulte.
Por ello el gato cactus como tantos otros seres sigue siendo un misterio, pero todavía hoy, cuando en alguna ocasión aparece el cuerpo de algún infortunado en las zonas desérticas fronterizas entre Estados Unidos y México, repleto de ampollas y ronchones rojizos, aunque las explicaciones hablen de una víctima de las fiebres y la insolación, algunos ancianos del lugar en voz baja hablarán de otra teoría y comentarán que un gato cactus está detrás.
Y en estos tiempos modernos de redes sociales y tecnología no faltan tampoco los aventureros y excursionistas que acampan en el desierto con la esperanza de poder tener un encuentro documentado con la criatura y ser los primeros en poder disponer de imágenes concluyentes sobre el particular.
En cualquier caso, si como todavía afirman algunos el gato cactus realmente sigue vagando por esos desiertos hasta ahora ha demostrado ser lo suficientemente cauto o astuto para no dejarse ver con claridad.
Etiquetas: Criptozoología • Leyendas • Mamíferos
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