Te observa

En ocasiones, a nuestros principales protagonistas, que son los amigos del mundo animal, les acompañan otros, procedentes del mundo vegetal o, como en el caso que nos va a ocupar, hasta integrantes del mundo geológico.

Se producen entonces extraordinarias conjunciones que ponen a prueba nuestros sentidos y reviven nuestra curiosidad y ganas de saber los porqués.

El ejemplo del que vamos a hablar a continuación, tiene todos los elementos para ello. En primer lugar tenéis que saber que para conocer este misterio deberemos adentrarnos en las profundidades de la tierra y llegar a una cueva muy particular.

Se encuentra en tierras inglesas, para ser más exactos dentro de la región de West Lancashire, siendo curiosamente y a pesar de su peculiaridad, un lugar poco conocido y que los lugareños guardan casi como su secreto, considerándose ellos mismos sus custodios y protectores.

De hecho, las visitas deben ser preparadas y autorizadas con antelación y no son muchos los que han podido vislumbrar lo que se oculta en la profundidad, siempre bajo la atenta mirada de gente de la localidad.

La entrada a la galería principal se halla además en una estrecha entrada ubicada en el mismo suelo y que se mantiene cerrada habitualmente.

Supongo que a estas alturas ya os estaréis preguntando qué se oculta en esa cueva para andarse con tanto misterio. Seguro además, que si os digo ahora el nombre por el que es conocida, todavía os surgirán más preguntas.

Pues bien, estoy hablando de la llamada “Dragon’s Eye Cave”, es decir, la Cueva del Ojo del Dragón.

El sistema comienza como decíamos, en una estrecha abertura a nivel del suelo, por la que hay que introducirse casi reptando para llegar a una especie de pasillo, a través del que se puede  acceder a varias galerías, que parecen indicar que la zona se usó en la antigüedad como alguna forma de explotación minera.

Se puede acceder, al parecer, a diversas cuevas y cavernas, por lo que lo que hace a este sistema tan peculiar, no fue descubierto en un principio. Es más, según algún estudio realizado por profesionales, parece que lo que da nombre a la cueva surgió tras un desprendimiento que derrumbó parte de la pared de pizarra de una de las cuevas en concreto, dejando al descubierto la sorpresa que había en su interior.

Porque lo sorprendente de esta ubicación se halla ahí. Lo que se ofrece a la vista, en esa extraña combinación del mundo animal de leyenda y el mundo mineral, parece ser algo tan llamativo como el ojo de un dragón que nos observa desde la noche de los tiempos.

Cierto es que, según cuentan los pocos que han bajado y han podido publicar alguna imagen, el efecto es visible sobre todo con unas determinadas condiciones de iluminación y desde una determinada perspectiva, pero desde luego el efecto es increíble como podréis observar en las imágenes adjuntas.

No creo que haya nadie que al verlas no las asocie por ejemplo a las películas de la saga de El Señor de los Anillos y El Hobbit, tal pareciera que la cueva hubiera podido servir de inspiración para la bola de Sauron o los ojos de Smaugh.

Se dice por la zona que los lugareños se muestran tan cautos y protectores con la cueva porque antiguas leyendas ancestrales cuentan que efectivamente en la cueva reposa un enorme dragón que si es molestado demasiado podría despertar y causar tremendos estragos por allí.

Eso explicaría el secretismo y lo poco amigos que al parecer son en el lugar, de recibir a curiosos que vayan atraídos por la cueva, que en general no recibirán permiso para visitarla.

Sin embargo también hay una explicación bastante más prosaica y es que, dado que la zona es muy inestable y por tanto puede ser peligrosa para cualquiera que la visite, esas leyendas y precauciones pretenden mantener alejados a los curiosos y también a los niños, que pudieran meterse en problemas o tener accidentes graves por saciar su curiosidad.