JJ Berzelius.En esta ocasión os quiero hablar de algo que en realidad no es un animal, pero que en alguna ocasión se ha utilizado como tal.

Parece que esto suena un poco raro, pero vamos con la explicación. Para empezar diré que me estoy refiriendo a un protagonista de carácter mineral o más exactamente a un compuesto químico.

No es uno que se conozca desde tiempos remotos, pues parece como seguro que su primera síntesis tal cual lo conocemos ahora, data de 1821 y fue completada por el químico sueco Jöns Jacob Berzelius. Hablo del tiacianato de mercurio.

Este compuesto se da bajo la forma de un polvo de color blanco. Sin embargo posee una increíble característica que fue aprovechada en algunos círculos y por algunas personas para hacer creer lo que no era.

Ese polvo blanco presenta una curiosísima peculiaridad. Cuando es calentado por una fuente calórica lo suficientemente elevada (por ejemplo una llama de una cerilla o un pequeño soplete), produce una brusca reacción exotérmica que hace que del mismo polvo, como si saliera de otro mundo, surja una masa serpenteante con todo el aspecto de un reptil, que indudablemente cualquiera pudiera confundir con una serpiente, tal es su parecido en la mayoría de los casos.

Dado que en los primero tiempos el tiacianato de mercurio se comenzó a utilizar en pirotecnia, sobre todo en Alemania, pronto los especialistas pudieron darse cuenta de este hecho.

Alguien decidió bautizar al “ente” que surgía como La serpiente del faraón y con ese nombre se quedó. De hecho a finales del siglo XIX se comercializó un producto así llamado (“Pharaos Schlangen”).

Finalmente no duraría mucho en el mercado, pues de una manera trágica tras la muerte de varios niños,  el gran público descubrió otra de las propiedades del compuesto. Al tener como base principal el mercurio, era extremadamente tóxico tanto por la inhalación de los vapores de su combustión como obviamente si era tragado de manera accidental.

Esto ocurría en Alemania, sin embargo y aquí viene la otra parte de la historia que enlaza con nuestras temáticas habituales, en otras partes de Europa y para un conjunto, reducido eso sí, de personas con no demasiados escrúpulos, este nuevo y todavía en gran medida desconocido compuesto les iba a venir de perlas.

Hay que situarse en la época de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando el fenómeno del espiritismo gozó de un auge y un crecimiento realmente importantes.

Es en esta situación cuando se multiplicaron los médiums y personas que comenzaron a dedicarse a estos menesteres, algunos por pensar realmente que tenían facultades especiales y con ganas de ayudar y otros, como suele suceder siempre entre los hombres, buscando dinero fácil.

Para estos últimos, la credulidad de mucha gente de buena fe, era un caldo de cultivo inmejorable para sus propósitos y por supuesto no dudaban en utilizar toda clase de artimañas que les ayudaran a hacer creer que lo suyo era real y por tanto conseguir más clientes y más dinero.

Y es aquí donde el tiacianato de mercurio se convirtió en involuntario aliado de esos impostores.

Hay relatos e historias de la época que hablan de cómo se usaba ese compuesto para simular apariciones animales que dieran credibilidad al supuesto poder y contacto con el Más Allá de quien lo manejaba.

Incluso sobre ser utilizado para simular contactos y revelaciones satánicas, habida cuenta de la relación que en el inconsciente colectivo había establecida desde antaño entre las serpientes y las fuerzas malignas.

Al final, con el paso de los años las cosas se fueron poniendo en su sitio, pero si nos situamos en aquella época no cuesta imaginar, el susto que pasaría quien contemplara el fenómeno y lo creíble que resultaría.

Haced vosotros la prueba. A continuación incluyo un vídeo en el que se puede ver cómo se produce el curioso fenómeno. Ahora imaginad que estáis en los años finales del siglo XIX en algún semioscuro gabinete con un supuesto médium de convincente charla, que os muestra cómo es capaz de invocar al maligno haciendo aparecer una serpiente de la nada. Sinceramente… ¿No pensáis  que os lo tragaríais casi sin dudar?

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