En estas emotivas fiestas Navideñas, os vengo a contar una curiosa historia relacionada, que tiene que ver con gatos y ropa.

Es algo que en principio parece bastante extraño, pero con el relato veréis de dónde viene esto y a qué se debe.

Nos desplazaremos hasta Islandia. El país insular, cuenta entre sus tradiciones más arraigadas con una curiosa leyenda sumamente popular.

En ella se cuenta la historia del gato de Yule (en su idioma, Jólakötturinn). Según la tradición, es este un formidable animal mucho más grande de lo natural, que tiene una peculiar costumbre, que hasta pudiera resultar algo aterradora.

Se dice que el felino patrulla durante la gélida noche, para devorar a todo aquel incauto que se cruce en su camino y tenga una característica muy peculiar, como es no haber estrenado ropa en Navidad.

Hay alguna versión que lo suaviza hasta el punto de hacer que el gato simplemente se come la comida de los que no estrenan ropa, pero la leyenda que más se ha propagado es la primera.

Se dice que esta peculiar historia tiene su origen en las poblaciones rurales en las que se trabaja muy duro todo el año y consideraban un símbolo de agradecimiento y buena suerte regalarse ropa precisamente para asegurarse el siguiente año.

Quién no lo hiciera así, estaba buscando papeletas para que no le fuera bien la próxima temporada y de ahí quizás el gato como símbolo de esa idea.

En cuanto a las raíces de este felino especial, parece que entroncan con otras figuras del folklore islandés, por cuanto se dice que sería además el animal de compañía de otros personajes mitológicos populares, como son la ogra Grýla y sus hijos.

En tiempos modernos su popularidad se incrementó a raíz de la publicación allí en 1862, de un cuento relatando toda la leyenda.

Más recientemente, parece que fue a partir de un artículo publicado en 2008 por el diario The Reykjavík Grapevine, que se publica en inglés para el exterior, cuando la figura del gato de Yule pasó a ser bastante conocida también más allá de las fronteras islandesas.

Por otro lado, en 2018 y coincidiendo con esa Navidad, en la capital de la isla, Reykjavík, se inauguró una gran escultura de hierro de 5 metros de altura, en honor del gato de Yule, que fue instalada en la Plaza Mayor y desde entonces se ha quedado ya allí.

Así que, ya sabéis, por si acaso al misterioso gato le da este año por hacer turismo y presentarse en vuestras tierras, intentad estrenar algo de ropa estas Navidades.

Por mi parte os deseo una entrañable Nochebuena y una feliz Navidad.


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