Pies ensangrentados
Recientemente, por medios de todo el mundo se ha propagado como la pólvora la experiencia vivida por un adolescente australiano que se ha convertido en toda una estrella mediática, aunque seguro que no de la forma que él hubiera elegido.
Y, desde luego, viendo cómo se desarrolló todo estamos seguros de que cualquiera hubiera elegido también una forma menos enrevesada de pasar a la fama en el ciberespacio.
Porque las impactantes imágenes que le ha tocado protagonizar son de las que impresionan y seguro que sobre todo a él mismo.
Pero lo cierto es que el joven Sam Kanizay, de 15 años, no olvidará fácilmente la noche del pasado 3 de agosto, cuando decidió darse un refrescante baño nocturno en las aguas de la playa Victoria de la ciudad de Melbourne, donde reside.
Aparentemente todo fue como la seda hasta que decidió que ya era bastante y salió del agua caminando por la arena hacia donde le esperaba su padre, Jarrod.
Fue entonces cuando este último se quedó de piedra al ver a su hijo acercándose y se fijó en sus pies. La cara del hombre debió ser todo un poema, ya que hizo que también el chico mirara hacia abajo quedando de inmediato en estado de shock por lo que descubrió.
Sus dos pies se habían convertido en dos extremidades irreconocibles completamente cubiertas de sangre que no paraba de manar por lo que parecían cientos de heridas.
Sin entender absolutamente nada, ya que el joven no recordaba haber sido atacado por ningún animal marino, entraron en el coche y corrieron hacia su casa, pues encima en la oscuridad de la playa tampoco podían hacer demasiado.
Una vez en su casa intentaron lavar las heridas para intentar comprender que podía haber pasado y a pesar de la que la hemorragia no paraba, lograron limpiar lo suficiente para poder ver que el chico tenía literalmente cubiertos sus pies hasta más arriba de los tobillos, por algo como si fueran cientos de diminutos mordiscos o pinchazos.
Sam insistía el que en el agua no había notado nada extraño ni siquiera el más mínimo dolor, pero su padre, asustado por lo extraño del suceso y toda vez que no lograba parar del todo la hemorragia, decidió que iban a ir al hospital sin esperar más.
Allí lograron estabilizar al chico y finalmente consiguieron que dejara de salir sangre por las heridas, pero sin embargo se quedaron tan sorprendidos como los Kanizay al comprobar que Sam tenía sus pies completamente cubiertos de minúsculas incisiones, no pudiendo ofrecerles ninguna explicación sobre el causante o los causantes de tan extraño ataque.
Sin conformarse con eso, el señor Kanizay decidió buscar más pistas. Ni corto ni perezoso, la noche siguiente volvió al lugar del ataque y preparó una trampa con una malla y unos trozos de carne, logrando atrapar decenas de voraces bichitos, que filmó y subió a Youtube, consiguiendo que su caso se hiciera, por si no lo era ya con las imágenes de su hijo, viral de virales.
Por supuesto, por si quedara alguno de vosotros que todavía no lo hubiera visto, a continuación tenéis el vídeo de marras.
Se comenzó así a decir por quienes vieron fotos y vídeo, que los culpables eran unos crustáceos isópodos denominados piojos de mar (Anilocra Physodes), unos animales de vida parasitaria pero con una tendencia más acusada a comportarse como las garrapatas terrestres, es decir, adherirse a su huésped y quedarse pegado al mismo. Su cuerpo aplastado ya da idea de estar pensado para ese comportamiento.
Es por ello raro que se comporten más como un banco de pirañas, que parece fue el caso de Sam.
Sin embargo, tras analizar más detenidamente el vídeo y los informes médicos, se pensó en otro tipo de crustáceos, esta vez unos anfípodos denominados pulgas marinas (Talitrus Saltator).
Desde luego sí que parece, por su fisonomía, que los animales que se ven en el vídeo lo son y sus hábitos si cuadrarían más.
En cualquier caso, estos animales son básicamente oportunistas carroñeros, teniendo desde ese punto de vista un importante papel en el ecosistema como limpiadores.
Según todos los especialistas, lo misterioso de este caso es que se comportaran como una jauría hambrienta.
Sí son frecuentes los reportes de casos de mordeduras aisladas pues es fácil que por su tamaño se introduzcan inadvertidamente entre la ropa de baño, pero nunca se había visto un caso tan grave y virulento como el de Sam.
La teoría es que hubiera un gran grupo de individuos alimentándose de algún pez o cangrejo muerto justo donde el chico fue a detenerse y en el frenesí del momento no distinguieran y se cebaran con los pies del muchacho.
A su vez el chico, por la fría temperatura del agua a esas horas nocturnas, padeció un ligero entumecimiento en las extremidades, por lo que no notó nada en ese momento y se mantuvo quieto lo que permitió un mayor tiempo para ser atacado.
En cualquier caso, lo que sí es cierto es que ahora se ha producido una especie de psicosis por un animal que siempre había estado allí, pero que ahora en el imaginario de la red ha adquirido la categoría de bestia sedienta de sangre, humana por supuesto.
Lo que sin duda ha sido un incidente desde luego misterioso, pero seguro que extraordinario, producido como suele suceder, por una combinación de pequeños detalles que se tuvieron que producir todos juntos, puede acabar dando pie a que la diminuta pulga marina acabe siendo tan temida como el tiburón.
Y eso que no obstante, todavía quedan especialistas en vida marina que según dicen las noticias de allí, siguen perplejos por lo sucedido y no terminan de estar del todo convencidos de que esa sea la auténtica explicación, manteniendo que el caso es realmente extraño y no se ha llegado a dar realmente con el animal culpable del ataque.
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