Pantera negra norteamericana
Como ha sucedido en otras ocasiones y ya conocéis, de cuando en cuando algún conocido me pone sobre la pista de algo que le llega por si fuera un asunto interesante.
A veces conozco el tema y a veces no, por lo que siempre os animo a hacerme llegar historias, pues nunca se sabe en qué momento puede surgir algo llamativo.
En esta ocasión me enviaron una foto que aparentemente contenía, más que un misterio paranormal, uno zoológico, por cuanto en principio parecía dar testimonio de la presencia de un animal en un hábitat que no era para nada el suyo.
La foto en cuestión la tenéis junto a estas líneas y lo que sin duda captó esa cámara nocturna era una bella pantera negra. Lo curioso de la imagen es que al parecer estaba tomada en el interior de una zona rural norteamericana, por lo tanto muy, muy lejos, de la zona de distribución natural de este felino.
Visto el caso, comencemos por hacer algunos comentarios. Como ya os he explicado en otras ocasiones, la pantera negra es en realidad una variante melánica del leopardo, pero también se da tal variación de color entre los jaguares.
No obstante, el animal que se conoce popularmente como pantera negra se asimila más bien al leopardo. Partiendo de esto podríamos pensar que, sin embargo, en este caso el animal que más cercano podría estar por zona de distribución sería el jaguar.
De hecho, en alguna ocasión se ha tenido alguna noticia de avistamientos ocasionales en zonas de Florida, si bien de algún ejemplar con su coloración manchada habitual. Incluso hay algún testimonio confuso sobre su presencia puntual en el estado de Texas, por lo que por ahí podríamos tener alguna primera pista.
Sin embargo, si observamos la fotografía, podremos ver que la fisonomía del ejemplar corresponde claramente con la de un leopardo, de cabeza más estilizada y cuello menos musculoso.
Podríamos pensar también que se tratara de algún ejemplar escapado de alguna reserva, santuario o incluso de algún particular, pues en los Estados Unidos no es algo extremadamente raro que haya personas que tengan grandes felinos.
Pero claro para seguir esa pista deberíamos centrar con precisión tanto la zona en la que se tomó la foto como las fechas, para poder indagar si se había producido o publicitado alguna fuga similar.
El problema es que cuando intentamos acotar estos datos sale a la luz otra información diferente, porque indagando, indagando, resulta que la foto en cuestión lleva varios años apareciendo por ahí, como un supuesto avistamiento felino en los Estados Unidos, sí, pero en fechas y lugares completamente diferentes.
Desde principios de 2013 y en diversas épocas, la foto ha estado circulando ampliamente en línea, tanto en grupos y perfiles de Facebook o twitter, como en diversas páginas web.
Se dice siempre que la foto ha sido obtenida sorpresivamente en plena naturaleza en algún lugar de Estados Unidos, habiendo podido ver yo ubicaciones tan diversas para esta misma foto como puntos de Texas, Tennessee, Oklahoma, Georgia, Luisiana o Wyoming, por ejemplo.
A partir de aquí, la cosa empieza a tomar otro color puesto que ya nos hace pensar sobre la autenticidad, no del animal fotografiado en sí mismo, sino de las circunstancias reales de la imagen.
Y cuando seguimos el posible rastro de las mismas, al final nos encontraremos con un famoso personaje del mundo conservacionista, que por supuesto era ajeno a esta historia. Ni más ni menos que Kevin Richardson, el admirable naturalista, conocidísimo sobre todo por su manejo de los grandes felinos.
Pues sí, porque en realidad el animal de la foto, que por supuesto es un leopardo negro, era uno de los dos hermanos iguales que Richardson criaba y sacaba adelante allá por 2003, en la sudafricana Dinokeng Nature Reserve, un macho y una hembra llamados “Coal” y “Nikita”, siendo el felino de la foto el macho.
Lo hacía dentro de un programa para intentar preservar y no perder esta rara característica del pelaje de los leopardos, que curiosamente se produce con mayor asiduidad en Asia y como decíamos en jaguares de Sudamérica, pero es increíblemente extraordinaria en leopardos africanos.
De hecho, el leopardo negro es, en tierras de África, un animal de leyenda como el que más y un misterio en sí mismo, con multitud de historias populares y raros testimonios de avistamientos que siempre acaban sumidos en la niebla.
Que se sepa, en los últimos 100 años las únicas fotografías que existen de leopardos negros salvajes fueron las obtenidas en 2019 por el fotógrafo británico Will Burrard-Lucas en la reserva keniata de Laikipia, mediante el uso de una cámara automatizada. Las pocas imágenes adicionales disponibles son, como la que nos ocupa, de leopardos criados en cautividad o semilibertad.
El propio Richardson intervino en 2004 en un documental de la BBC que se llamó In Search of a Legend, en el que hablaba precisamente del misterio de estos animales y de la ausencia de pruebas gráficas.
Otros programas y proyectos en zonas sudafricanas se han ocupado también en años posteriores de intentar arrojar luz sobre este interesante tema, como por ejemplo el Ingwe Leopard Research Project, que estableció su base en la Thaba Tholo Wilderness Reserve, con diversos científicos encuadrados en el grupo “Black Leopard Campus”, dedicado en exclusiva a recabar información sobre el particular.
Como información adicional, fue un medio web sudafricano el que, en un artículo sobre este último proyecto, publicó inicialmente la foto de Richardson que luego fue utilizada para trasladar al animal por buena parte de Estados Unidos.
Volviendo al centro de la cuestión, lo cierto es que hasta la fecha no se han obtenido explicaciones concluyentes del porqué se produce esa aparente anomalía. De cuál es la causa de que los leopardos negros, las panteras negras, se den con una relativa frecuencia en Asia, pero sean casi imposibles en África.
En cuanto a este caso, el felino que captaron las imágenes era por tanto parte de un gran misterio, sí, pero ni la foto fue tomada casualmente por sorpresa, ni por supuesto obtenida en lugar alguno de los Estados Unidos.
En cuanto a su tierra original, el esquivo leopardo negro africano seguirá formando parte por el momento de las muchas leyendas que perviven en las primigenias tierras africanas.
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