Otra perrita viajera
En otras ocasiones he tratado historias en las que gatos o perros realizaban desplazamientos increíbles en busca de personas u hogares perdidos.
En fechas recientes una nueva incorporación se ha unido a la lista de animalitos que han proporcionado titulares tras realizar una gesta de esas características.
Esta vez ha sido en Rusia y con una simpática perra como centro de la historia que en estos días circula por los medios.
Los hechos comenzaron hace unos meses y han tenido como localización principal la ciudad de Rostov del Don, ubicada hacia el Suroeste del país y que cuenta con aproximadamente un millón de habitantes en la actualidad.
Por allí sobrevivía como tantos otros un perro callejero, perrita en este caso, que tuvo la mala fortuna de cruzarse en el camino de un conductor desalmado que en las afueras de la ciudad la atropelló dejándola medio muerta y continuando su camino después como si tal cosa.
El animal con traumatismos internos y dos patas rotas, quedó casi inerte a un lado del camino sin que en principio nadie hiciera nada por intentar ayudarla.
Casi agonizante tuvo la suerte de que una joven pareja que paseaba por una senda paralela a la carretera reparara en ella tirada en el arcén. En lugar de seguir adelante, ellos decidieron intervenir y se acercaron hasta allí.
Al comprobar que el pobre animal todavía estaba vivo, fueron a por su vehículo y la recogieron trasladándola hasta un veterinario local, que dio cuenta a la pareja de la gravedad del estado de la perra y que sería necesario recurrir a la cirugía para poder salvarla y después pensar en un largo proceso de rehabilitación.
De nuevo como si alguien allí arriba velara por ella, la pareja, pese a no poder quedarse con el animal, decidió ofrecerla su ayuda económica para que pudiera ser atendida. Ante eso, el propio veterinario se ofreció también a colaborar y los tres se conjuraron para sacarla adelante.
La parte puramente médica del tratamiento, operaciones incluidas, fue un éxito, pero ahora había de abordarse el más complicado proceso de recuperación en el que alguien debería prestar todos sus cuidados y atención a la perrita que por entonces habían decidido bautizar como “Shavi”.
El veterinario decidió pedir algún voluntario en la ciudad con la ayuda de las redes sociales, pero sin embargo, según la prensa local, no consiguió respuestas en un principio.
Cuando unos días después pensaba que no iba a tener suerte, recibió un mensaje de una chica de la ciudad llamada Nina Baranovskaya. La joven, de 26 años y madre de una niña pequeña a la que cuida en solitario, no tenía demasiados recursos pero sí muy buen corazón y se ofreció a cuidar de Shavi.
Había tenido ya perros en su adolescencia y no le eran desconocidos, lo que era una ayuda. El veterinario le indicó la medicación y el tipo de alimentación que debía suministrar al animal y cuáles eran las curas y ejercicios que le ayudarían a recuperarse. Incluso le dio algunas pautas para que fuera perdiendo el miedo a los coches y a otros hombres que el trauma causado por el atropello le habían hecho desarrollar. Derivado de esto último tuvo incluso que estarle poniendo pañales en los primeros días.
Con toda su paciencia, dedicación y cariño, Nina consiguió en las siguientes semanas que Shavi pudiera recuperar la alegría de vivir y la fuerza, a la par que entra ellas se estableció un fuerte vínculo de amistad.
Sin embargo, Nina sabía que por su trabajo, su niña, más la pequeña casa de alquiler en donde vivía y su contrato con el casero, sería casi imposible que pudiera quedarse definitivamente con el animal.
Por ello tras algunas gestiones acordó con una pareja de buenos amigos que sabía la cuidarían como el animal se merecía, que al finalizar el período de convalecencia, Shavi se fuera a vivir con ellos.
La pena para Nina es que sus amigos vivían en la localidad de Voronezh, ubicada al Norte de Rostov y a unos 400 Kilómetros, por lo que sabía que no podría disfrutar de la compañía de su amiga canina tanto como hubiera querido, pero lo importante para ella era el bienestar de la perra.
Así que, un buen día, Shavi completamente recuperada partió con su nueva familia para tener una vida mejor.
Sin embargo, a los pocos días de su despedida, Nina recibió una amarga llamada de sus amigos comunicándole que la perra se les había escapado en un paseo y no lograban encontrarla.
Ni que decir tiene que intentaron localizarla por todos los medios y los días siguientes Nina los pasó pendiente de recibir en su móvil una llamada que dijera que la habían encontrado.
Pero el tiempo iba pasando dando pie a la desesperanza. Aunque nadie imaginaba que la inteligente y leal Shavi había decidido escribir su propia historia.
Y al poco más de una semana desde su desaparición, Nina se hallaba paseando a su niña cuando notó de improviso que algo le rozaba la pierna. Casi le dio algo al mirar hacia abajo y descubrir para su inmensa sorpresa a su querida Shavi frotándose feliz con ella.
El animal había sido capaz de desandar el camino recorrido para volver con la persona que tanto amor le había demostrado y desde luego el fiel animal había decidido que nada podría separarlas.
Nina por supuesto la correspondía y a fecha de hoy, está buscando una nueva casa más grande en la que pueda acoger a su amiga definitivamente de tal forma que no se tengan que volver a separar.
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