Orcas guerreras
De algo menos de dos años para acá, un habitante de nuestras costas que tampoco era de los más habituales ha adquirido un protagonismo que no se esperaba, no tanto por la frecuencia de sus apariciones sino por lo que han venido conllevando.
Ha pasado de ser un esquivo y sigiloso visitante a hacerse notar inequívocamente. Y su sigilo tradicional tenía más mérito, ya que no hablamos de un animal precisamente pequeño, sino de uno de los más grandes de nuestros mares.
No se trata de un pez, pues hablamos de un mamífero, de los más inteligentes y sin duda un magnífico depredador, con una característica coloración blanca y negra y una enorme y característica aleta dorsal que puede llegar a los dos metros de altura.
Como no podía ser de otra forma, hablo de la conocida orca (Orcinus orca), que con sus hasta 9 metros y cinco toneladas y media de peso en los machos adultos, es sin duda uno de los más formidables mamíferos marinos.
En contra de lo que muchos pudieran pensar a priori, este cetáceo pariente de los delfines, siempre ha visitado nuestras aguas, especialmente en las aguas comprendidas en la zona que va del estrecho de Gibraltar hasta Galicia, llegando en ocasiones hasta bien entrada la cornisa cantábrica.
Esto se debe a que, según los datos científicos, esas aguas forman parte de sus rutas migratorias y de ahí que las transiten, si bien hasta hora siempre había sido más bien alejadas de la costa y sin hacerse notar en exceso, cosa que, dado su tamaño, era meritoria.
Por ello, aunque muchos no lo supieran, el mayor representante de los odontocetos, los cetáceos dentados, era una de las joyas de la fauna ibérica.
Sin embargo y como decía al inicio, esto ha cambiado bastante de un tiempo hacia el presente. Más o menos desde mediados del 2020, se ha producido una notable variación en el comportamiento de algunos de estos animales que ha sorprendido a propios y extraños, siendo inédito hasta entonces.
Lo alucinante es que los animales han empezado a realizar ataques coordinados contra embarcaciones que navegaban por la zona. Además no se trata de arremetidas sin sentido, sino que por increíble que parezca se diría que son ataques perfectamente planificados más que para hundir, para inmovilizar y dejar sin capacidad de maniobra a los barcos atacados.
Y es que los inteligentes animales parecen tener preferencia por inutilizar los timones, la parte sumergida, como si tuvieran claro que de esa forma las embarcaciones quedarían a la deriva y por así decirlo, indefensas.
Uno de los casos más llamativos se produjo en septiembre de 2021, en las gaditanas aguas de Barbate, cuando un grupo de orcas atacó a tres catamaranes que participaban en una competición. Uno de ellos logró zafarse de los cetáceos, pero los otros dos tuvieron que ser asistidos por Salvamento Marítimo, dado que sus timones quedaron completamente inutilizados.
Incluso un año antes, en septiembre de 2020, nada menos que un velero de la armada española utilizado para entrenamiento y competición, el Mirfak, sufrió en la desembocadura de las rías gallegas una persecución y ataque por parte de tres orcas que destrozaron su timón.
En poco menos de dos años, más de una docena de casos con diversos barcos de pesca y recreo se han sucedido a lo largo del litoral ibérico, de Andalucia a Galicia, existiendo fotos y filmaciones de estos sucesos que han alarmado al público.
La imaginación popular ha llegado a imaginar conspiranoicas teorías según las cuales las orcas se habrían convertido en misteriosos soldados de una oculta guerra contra los humanos, quién sabe si instigada por alguna inteligencia desconocida.
El sobrenombre de “ballena asesina”, con el que a veces se identifica también a estos cetáceos, tampoco es que haya ayudado mucho a la vista de estos ataques y hay quiénes las ven como seres sedientos de sangre humana.
Pero lo cierto es que como decía anteriormente, los casos producidos apuntan siempre más bien a un intento de inutilizar las embarcaciones y no simplemente de hundirlas, como seguro que animales tan poderosos habrían podido lograr en la mayoría de incidentes reportados.
Se diría que buscaban poner fuera de combate a las embarcaciones pero sin llegar a dañar a los tripulantes humanos de las mismas, cosa que sin duda un hundimiento podría producir.
Tras unos primeros estudios, se llegó de hecho a la conclusión de que los mamíferos, de natural carácter curioso, simplemente interactuaban con aquellos extraños “peces” en forma de juego.
Pero tras observar los patrones concretos de ataques en la mayoría de los casos y el hecho de que parecieran dirigidos por una mente inteligente, se estima ahora más bien que los animales se limitan a realizar unos ataques preventivos quirúrgicos como defensa ante lo que consideran un peligro potencial para su seguridad.
Y es que en efecto, estudiando en profundidad los ejemplares de la zona y la casuística de incidentes, se observa que en el pasado reciente no fueron infrecuentes los encontronazos entre grupos de orcas y embarcaciones con sus tripulantes, que tuvieron como consecuencia animales heridos, en ocasiones gravemente, o que llegaron a morir fruto su de interacción con los barcos o los marineros.
Ejemplares con evidentes cicatrices, golpes e incluso arponazos, fueron localizados por los científicos a lo largo del tiempo, lo que fue documentando cómo la cercanía con los cada vez más numerosos barcos de pesca, turismo o recreo, no era un buen negocio para las orcas.
Se piensa que animales tan inteligentes como estos no tardaron a añadir a su acervo colectivo la idea del peligro que representaban los hombres en sus embarcaciones, para posteriormente ir un paso más allá y aquí viene el misterio de hasta dónde llega su capacidad de analizar y aprender, comprendiendo cómo y dónde debían atacar para eliminar la amenaza pero de tal forma que tampoco representara entrar en una guerra directa contra los humanos.
Por supuesto, si en lugar de romper los timones las orcas se hubieran concentrado en hundir los barcos y dar cuenta de los tripulantes en al agua, está claro que la reacción de los hombres hubiera sido muy diferentes y posiblemente letal para los cetáceos.
Se ha constatado que sólo han interactuado con veleros pequeños, que llevan la hélice delante y muy separada del timón, lo que les permite morderlo sin riesgo e inutilizar las embarcaciones.
Por tanto, da la impresión de que de una misteriosa manera, estas orcas han logrado ser tan inteligentes como para reducir los riesgos en el agua hacia ellas y sus familias pero sin despertar la cólera humana sobre su especie.
Es curioso además comprobar que en otras aguas se han producido situaciones similares, especialmente inglesas y escocesas, como si ese conocimiento se hubiera podido transmitir de alguna forma entre individuos.
Se diría que los animales protestan de alguna forma contra la continua invasión humana, bien por parte de las embarcaciones de pesca o de recreo, que sufren cada vez en mayor medida y que ponen en riesgo su seguridad, habida cuenta del nulo interés que suele poner en general el hombre a la hora de pensar en el resto de habitantes del planeta, cuando se mueve por trabajo o placer.
Y desde luego han sido lo suficientemente inteligentes como para encontrar un método de hacerlo que logre que todos hablen de ello pero además hasta comprendan y simpaticen con su causa.
Simplemente piden también su derecho a poder seguir utilizando los mares, su hogar, como siempre habían hecho, contribuyendo al equilibrio de los océanos en su papel natural de depredador.
Para finalizar, os adjunto un vídeo del incidente del Mirfak, de la Armada Española, grabado por los propios tripulantes.
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