Lago espeluznante
Existe un lago en el Norte de Tanzania que presenta una espeluznante cualidad que le ha hecho conocido por los efectos que puede producir en los animales.
Hablo del Lago Natron, una extensión acuática salada de aproximadamente 750 Kilómetros cuadrados, pero que según la temporada puede sobrepasar los 1.000.
Se ubica en el famoso Valle del Rift, casi tocando la frontera con la vecina Kenia y muy cerca de los míticos parques del Serengueti y del Ngorongoro.
A pesar de encontrarse en una zona más bien desolada, posee una serena belleza a la contribuyen sus aguas, que suelen presentar un acusado color rojizo debido a la proliferación de un determinado tipo de algas.
El ambiente insalubre de sus aguas donde pueden llegar a alcanzarse temperaturas incluso de 60 grados centígrados, hace que no haya vida acuática en el lago, siendo sólo los flamencos enanos los animales que habitan en ese territorio, pues se alimentan precisamente de esas algas y sus largas patas les proporcionan protección contra el agua.
Y es que no podrían habitar directamente en el agua, pues la altísima concentración de carbonato cálcico que tienen ocasiona que cualquier animal que se sumerja en el agua quede convertido en poco menos que una estatua caliza.
Y eso es lo que otorga a este lago ese calificativo de espeluznante que le daba al principio, pues como además parece ser que según sea la luz del sol sus aguas brillan y deslumbran confundiendo a la vista, no faltan los desventurados animales, sobre todo voladores, que acaban cayendo en el lago por error.
Error que les costará la vida convirtiéndoles en una perfecta copia pétrea de lo que fueron.
Y nadie mejor que el afamado fotógrafo naturalista inglés Nick Brandt, cuyas bellísimas fotografías recomiendo que veáis, ha sabido plasmar el dramatismo de esos inesperados finales.
En una de sus expediciones fotográficas llegó a orillas del lago quedando asombrado por la cantidad y variedad de animales que había desperdigados sobre la tierra como si un minucioso escultor hubiera dado rienda suelta a su arte.
Pronto le explicaron el porqué del fenómeno y Nick decidió homenajear a los desdichados animales preparando unas composiciones en las que casi parece que todos ellos cobran vida, tal es el detalle y realismo conque la calcificación se produjo en sus cuerpos.
Todas ellas fueron publicadas en su libro “Across The Ravaged Land”.
Acompañando a estas líneas podemos ver algunas de las magníficas y a la vez inquietantes fotografías de Brandt.
Al contemplarlas uno no puede evitar sobrecogerse imaginando el final de los desventurados animales y a la vez tampoco podemos dejar de reconocer su trágica plasticidad.
Sin duda el lago Natron va a seguir deparándonos pruebas de su siniestra belleza.
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