Juanita la viajera
Hoy os pongo al día de una historia de actualidad de la que es probable algunos hayáis ya oído o leído algo. Ha sido recogida en diversos medios digitales españoles el pasado sábado día 1 y la noticia daba cuenta de la asombrosa historia de la gata “Juanita”.
Historia que habiendo atraído aquí la curiosidad de algunos medios, en Gran Bretaña se había convertido en una noticia de interés nacional que tiene a los británicos en vilo intrigados y expectantes ante su desarrollo, siendo ellos como son en general, exceptuando como en toda comunidad a las típicas ovejas negras, amantes de los animales.
Por ello allí han sido y son multitud los medios tanto escritos como audiovisuales que se han hecho eco de la historia. Uno de los que ha seguido con mayor entusiasmo la noticia es The Daily Mail, de donde proceden las fotografías de los protagonistas que ilustran esta entrada.
He preferido esperar unos días durante esta semana antes de redactarla, por si sucedieran nuevos acontecimientos, cosa que finalmente, al menos hasta donde he podido saber gracias también a unos amigos británicos, no ha ocurrido aún, por lo que paso a contaros lo que se sabe hasta el momento.
Todo comenzaba el jueves anterior, 30 de Enero, en la pequeña localidad de Muchalls, ubicada en la comarca de Aberdeen en Escocia. Allí la señora Rosy Long se disponía a las 6 de la mañana a dejar su coche en el garaje tras regresar de un viaje junto a su marido.
Cuando el marido iba a cerrar ya el garaje después de aparcar se llevó la sorpresa de que de la oscuridad surgió un gato que fue a su encuentro. Aviso a Rosy y está rápidamente se dio cuenta de que el gato tenía aspecto de no ser un gato callejero y era muy cariñoso. Pronto se dieron cuenta también de que era una gata.
En primera instancia el matrimonio imaginó que la gata pertenecería a alguno de los vecinos, aunque la verdad es que no les sonaba haberla visto antes, pero de entrada la llevaron a su casa y la dieron comida y agua, pudiendo comprobar que el animal no presentaba daños aparentes.
Con gran paciencia, dedicaron después una buena parte de la mañana a ir llamando puerta a puerta a la gente del vecindario buscando encontrar alguien que hubiera echado en falta a la gata, pero no encontraron a nadie que dijera ser el propietario del animal.
Sin desanimarse y no queriendo abandonar a la gatita a su suerte, se les ocurrió acercarse a la cercana localidad de Stonehaven, donde sabían había una clínica veterinaria, primero para que pudieran examinar más profesionalmente al felino y con la esperanza después de que quizá allí pudieran tener más suerte localizando al dueño.
Al llegar allí, los exámenes confirmaron que efectivamente la gata, a la que asignaron una edad de entre un año y año y medio, se encontraba en un estado óptimo de salud, en su peso y con el pelo limpio. Incluso llevaba un collar antiparasitario, por lo que todo sin duda apuntaba a que alguien en algún lugar debía estar buscándola. Entonces la veterinaria trajo el lector de microchips con la esperanza de que tuviera alguno y pudiendo consultar en sus bases de datos locales dieran por fin con la procedencia de la gatita.
Pero ninguno de los presentes estaba preparado para el shock que les iba a deparar la lectura de los datos del microchip (que consisten en un número ID que se asocia externamente a los datos del animal y del propietario), pues sí tenía uno insertado. Al cotejar los datos de las bases locales no encontraron ninguna equivalencia, así que la veterinaria amplió la búsqueda y se fue al registro general del Reino Unido, pero para su desconcierto tampoco encontraron ningún resultado positivo, por lo que el asunto ya adquiría un cariz ciertamente misterioso.
Al igual que nuestro simpático matrimonio, tampoco la veterinaria Dra. Fiona Borthwick, quiso conformarse y se puso en contacto con una asociación de amantes de los gatos “The Cats Lovers”, quienes junto a contactos suyos fueron capaces de seguir el rastro del ID del animal hasta su origen.
Fue entonces cuando todos se quedaron absolutamente de piedra pues lo que descubrieron les hubiera parecido del todo imposible si no hubiera sido porque la gata y su chip estaban realmente en sus brazos en su pueblo. Y les hubiera parecido imposible porque los datos asociados al ID del microchip acabaron apuntando nada menos que a la isla española de Fuerteventura.
Descubrieron así que la gata atendía al nombre de Juanita y su casa estaba en un domicilio de esta isla. Ni que decir tiene que todos intentaron ponerse en contacto con las personas que aparecían como propietarias contando incluso con la colaboración de la clínica veterinaria de allí dónde se colocó el chip, pero en otro giro misterioso de este caso, hasta el momento todas las gestiones de localizar a los propietarios de Juanita has sido infructuosas. Es como si se hubieran esfumado del mapa.
Por ahora la gata sigue bajo el cuidado de los veterinarios de Stonehaven y con la atención constante de Rosy Long, aunque han sido decenas las personas que se han interesado por Juanita con el fin de adoptarla.
En cuanto a las mil y una preguntas que suscita la cuestión de cómo diantres pudo la gata realizar ese viaje de 3.200 Kilómetros entre Fuerteventura y Escocia, todo el mundo se ha lanzado a intentar explicarlo.
Se ha analizado la posibilidad de que hiciera el recorrido por aire, viajando en avión, pues hay una línea de Ryanair que vuela entre Fuerteventura y Manchester, aunque hubiera debido hacer el resto del viaje hasta Muchalls andando y resulta difícil pensar que hubiera podido realizarlo en tan buen estado de pelo y peso. Además resultaría complicado que hubiera sorteado sola todas las barreras para embarcar en la bodega y si hubiera ido con alguien habría quedado algún registro pues por su peso se le habría aplicado un cargo de facturación.
También se han estudiado las posibilidades de que viajara por mar, quizá colándose en algún barco pesquero próximo a zarpar y que este fuera a los caladeros británicos e incluso pudiera haber atracado en el propio Muchalls pues es un pueblo pesquero. Desde allí podría fácilmente haber saltado de nuevo y llegado al garaje en el que apreció. Lo único es que parece raro que de ser así no fuera avistada ni oída nunca durante la travesía, siendo un gato casero acostumbrado y que busca el contacto humano.
Incluso se ha pensado en que hubiera hecho un trayecto mixto a bordo primero de alguno de los ferries que llegan a la península y luego siguiendo por carretera incluso atravesando Francia hasta el Canal de la Mancha y pasar desde allí a Gran Bretaña, pero tampoco se recuerdan turistas con gato por esos días en el pueblo, ni siquiera en el cercano Stonehaven.
Y resulta igual de extraño que no aparezcan los dueños por ninguna parte. Se ha pensado también que quizá son gente que se estaban viendo envueltas en alguna mudanza y que de alguna manera llegaron lo suficientemente cerca de Muchalls, aunque no fuera ese el final de su viaje, como para que la gata se despistara en algún momento y acabara apareciendo dónde lo hizo, pues lo cierto es que dado el estado general en el que se la encontró tampoco podía llevar semanas perdida. Lo que todos esperan ahora (por supuesto me incluyo) es que con toda la publicidad y el revuelo que está causando la historia los dueños puedan llegar a conocerla y por fin la valiente Juanita consiga volver a casa después de su increíble experiencia.
Si algo así sucediera en fechas posteriores, insertaré una entrada corta en MISTERIO ANIMAL para dar a conocer la noticia.
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