Espectros equinos
Ya sabemos que hay ciertos lugares en los que los acontecimientos que en ellos se desarrollaron terminaron por hacer que hayan quedado ligados al mundo de lo desconocido.
Eso es especialmente notable en aquellas ubicaciones que tuvieron la mala suerte de ser el epicentro de terribles batallas.
No cabe duda de que hechos tan sangrientos tal vez tangan capacidad para impregnar el lugar en el que ocurrieron de tal forma que el suceso quede ahí fijado permanentemente.
Y dentro de ese suceso, por supuesto quedan las reminiscencias de sus protagonistas, principalmente humanos, pero también animales.
Así dicen que sucede en una de esos puntos, famoso en la antigüedad por la batalla que allí tuvo lugar, pero también por el acontecimiento deportivo que se originó gracias a un hecho puntual concreto de ese enfrentamiento.
Hablo de la batalla de Maratón y por supuesto de la famosa carrera atlética tan arraigada en todo el mundo.
En cuanto a las hostilidades bélicas, podemos comenzar diciendo que se pueden fechar el 12 de septiembre del año 490 a.C. y tuvieron lugar en los campos y playa de la ciudad de Maratón, situada cerca de Atenas, en la costa este de Ática.
En ese punto se enfrentaron el rey persa Darío I y los soldados atenienses acompañados de sus aliados de otros pueblos de alrededor.
La batalla duró algo más de cinco días y concluyó con una clara victoria de las tropas griegas soportadas principalmente por sus ordenadas falanges.
Los persas hubieron de batirse en retirada volviendo a sus barcos y abandonando la costa. Este acontecimiento marcó también el final de la primera de las conocidas como Guerras Médicas.
Sin entrar en muchos más detalles bélicos u históricos, lo importante es que parece que todo lo que se vivió en esos días quedó marcado de alguna manera en el terreno y de vez en cuando resuena como ecos del pasado.
Hay un punto concreto en el que dicen que eso es más palpable. Existe un pequeño túmulo en el que la tradición afirma que están las tumbas de los soldados atenienses caídos en la batalla.
Junto al mismo y un poco en solitario, se encuentra también la tumba de Melcíades, uno de los héroes de Atenas que cayeron en la batalla.
Pues bien, según se cuenta, por las noches en esa zona se pueden oír el retumbar de los cascos y el relinchar de los caballos que también cayeron en combate, así como el ruido de la lucha de los hombres.
Dicen que incitan especialmente al miedo esos sonidos de los equinos espectrales, como si vinieran directamente del inframundo y nos dijeran que la muerte todavía anda presente por esos campos.
Curiosamente, no consta, por el contrario que esos aparentes espectros sonoros sean también visuales, pues no hay citas de visiones de hombres ni de animales.
Así que, si por azares del destino os veis visitando esos parajes, no dejéis de pasaros por ese punto, preferiblemente de noche, claro, y por supuesto no dejéis de escribir para trasladar vuestra experiencia y si llegasteis a escuchar a los caballos.
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