Hace un par de entradas os contaba la historia del perro infernal de Mons, que tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial.

Hoy os traigo otra originada también en la misma contienda y que de una manera indirecta, se ha vuelto a poner de actualidad gracias a unos trabajos que en principio nada tenían que ver con los hechos iniciales en cuestión.

Probablemente algunos de vosotros estéis al tanto del descubrimiento realizado en días pasados por un equipo técnico de ingenieros de Iberdrola en mares británicos.

Por si no habíais tenido noticia os pongo en antecedentes. Existe un proyecto energético en marcha en el Reino Unido denominado “Western Link”, que a grandes rasgos permitirá llevar energía renovable desde Escocia hasta Inglaterra y Gales.

Para ello, uno de los hitos del proyecto está consistiendo en la instalación de un cable eléctrico submarino entre Escocia e Inglaterra.

Pues bien, ha sido en concreto durante esos trabajos y más exactamente frente a la costa escocesa de Dumfriesshire, cuando ha tenido lugar un descubrimiento inesperado que ha ocasionado que dichos trabajos hayan captado la atención mediática.

UB-85 fondo.Y es que los técnicos de Iberdrola que realizaban un sondeo previo de los fondos con un sofisticado equipamiento de sónar tridimensional, se vieron sorprendidos por la aparición de lo que parecían nada menos que los restos de una embarcación y más en concreto, el casco de un submarino.

Tras un análisis técnico previo que incluyó cotejar los datos obtenidos con referencias geográficas e históricas, se ha llegado a la conclusión de que el submarino hallado en el fondo, aparentemente en relativo buen estado, debía ser un submarino alemán de la Primera Guerra Mundial.

Por las características observadas, uno de la que fue denominada como clase “UBIII”. Precisamente en esa misma zona constan como hundidos dos submarinos: el UB-82 y su mucho más famoso hermano, el UB-85.

Es éste último el que ahora ya todos esperan que sea en realidad, para una vez fuera estudiado, poder arrojar algo más de luz sobre un caso realmente curioso, pues en efecto, el submarino UB-85 es el protagonista de la historia a la que me refería al principio de esta entrada.

Y es una historia que ha permanecido entre luces y sombras desde entonces, envuelta en un velo de misterio y también, todo hay que decirlo, de controversia, toda vez que el UB-85 se vio inmerso, si se me permite el juego de palabras, en unos sucesos que aparentemente no podían haber tenido lugar.

HMS Coreopsis.Submarino UBIII.Todo sucedió el 30 de abril de 1918. En esa fecha la patrullera británica HMS Coreopsis se encontraba haciendo una de sus rondas de vigilancia costera. (Para los curiosos, el HMS que figura delante al nombrar cualquier buque de la armada británica, viene de Her/His Majesty’s Ship, o Buque de Su Majestad, que viene a ser navío de la Marina Real).

Fue entonces cuando a lo lejos y ante la incredulidad de los vigías, descubrieron la inconfundible silueta de un submarino alemán, pero navegando en superficie.

No tardaron en darle alcance no sin pensar que la escena formaba parte de alguna elaboraba trampa, toda vez que ante su llegada el submarino no hizo ademán alguno de sumergirse.

Pero por si eso no fuera suficiente para sorprenderles, la tripulación se entregó sin oponer resistencia. Tras subirlos a su patrullera y ponerlos a todos bajo custodia, los británicos hundieron el submarino, precisamente en la zona en la que ahora ha aparecido el pecio.

La noticia en sí misma ya fue difundida en su época puramente por sus características militares, haciendo que en cierta forma los tripulantes del HMS Coreopsis se convirtieran en casi héroes por su captura.

Ahora bien, lo que de verdad hizo pasar a la leyenda este suceso fueron las revelaciones que el oficial al mando del UB-85, el capitán de navío Krech, transmitió a sus homólogos británicos cuando fue interrogado.

Según su testimonio, pudieron abordarles porque su submarino se encontraba dañado en la zona de la cubierta delantera, lo que ocasionaba que los tanques de lastre no funcionasen como debían. Eso les imposibilitaba para sumergirse.

Pero lo más alucinante vino cuando el capitán Krech les reveló la causa de aquellos daños, dejando a los británicos con la boca abierta al manifestarles que su navío resultó averiado tras el ataque de un monstruo marino.

Parece ser que una noche, mientras se encontraban parados en superficie realizando el proceso de recarga de baterías, fueron sorprendidos por una increíble bestia que surgió del mar de improviso ante ellos.

Monstruo mar.El capitán les dijo que era enorme, con forma serpentiforme y con una cabeza pequeña en la que no obstante se distinguían unos afilados dientes y destacaban unos grandes ojos amén de un par de cortos cuernos.

El animal les atacó, lo que ocasionó que el navío se escorara peligrosamente a estribor, hiriendo a algunos hombres y provocando que todos los hombres de guardia abrieran fuego contra la criatura.

Tras unos minutos de lucha, consiguieron que la bestia se volviera a sumergir y desapareciera, pero su submarino había quedado ya irremediablemente averiado.

En aquella época no se interrogó a la marinería y menos para algo así, por lo que no se cotejaron otras versiones que pudieran completar la del capitán.

Por supuesto, tales declaraciones comenzaron a correr de boca en boca entre los ingleses, con la habitual división de opiniones en casos como este. Desde los que lo achacaron todo a una excusa de lo más imaginativa para explicar el haberse dejado sorprender, hasta los que le dieron plena verosimilitud añadiendo historias adicionales de marineros de otros buques que habían pasado por experiencias similares durante la contienda.

UB-85 hundido.En la actualidad hay incluso una tercera corriente que afirma que en realidad el capitán Krech nunca contó tales cosas y todo ha sido un invento de algún malintencionado que tomó un hecho militar histórico y lo adornó suficientemente para crear un bulo propagable.

Lo más curioso es que al terminar la guerra siguieron surgiendo testimonios de encuentros con criaturas marinas imposibles por parte de miembros de tripulaciones de buques británicos y también alemanes.

Y lo cierto es que al parecer no se conserva un registro oficial histórico de lo sucedido en aquella fecha, especialmente de los interrogatorios al capitán alemán, por lo que la historia va a seguir envuelta en el velo misterioso que tenía, sin resolución final incuestionable.

Podría decirse que, a tenor de las circunstancias, lo que sí parecía claro es que el submarino estaba condenado a ser hundido, pues habiéndose librado del monstruo, no pudo escapar de los ingleses.

Quizá ahora con este nuevo descubrimiento y si se confirma que el navío hallado es el UB-85, el análisis que se efectúe pueda arrojar algo más de luz de cara a establecer qué pasó realmente en esa jornada y si me apuran, todavía mejor, que pasó realmente en las jornadas precedentes cuando el submarino supuestamente fue atacado por el monstruo.

¡Ah! Y teniendo en cuenta que día es hoy, os deseo una noche de Halloween repleta de misterios.

HalloCat.

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