Aunque quizá  no sea un hecho de conocimiento general, España es una tierra de muchas y muy variadas leyendas e historias extraordinarias.

Puede que sean más conocidas otras que nos llegan del mundo anglosajón o de los también fértiles en ese sentido parajes hispanoamericanos.

Pero por aquí también hay historias que sorprenden y que tenemos a dos pasos a pesar de que muchas veces no lo sospechábamos.

El botón de muestra que os traigo en esta ocasión, hay que ir a buscarlo por tierras extremeñas.

Por allí encontramos el valle del Alagón, recorrido por el río del mismo nombre y dentro de la comarca de Coria.

Entre sus onduladas y suaves sierras se ubica la localidad de Calzadilla, en la que tuvieron lugar los sorprendentes hechos que os contaré a continuación.

No está muy claro en qué momento exacto aconteció todo, pues según las fuentes se puede oscilar entre los siglos XVI a XVIII, pero la historia tiene de todo, monstruos, héroes y hasta un milagro, que se atribuyó al Cristo de la Agonía.

En cualquier caso, la historia principal nos cuenta que en aquella época indeterminada esas eran tierras de pastores, que vieron perturbado su día a día por la aterradora aparición de un gigantesco lagarto que diezmaba sus rebaños e incluso acabó con algún desventurado pastor solitario.

Colás, era uno de estos pastores, que un aciago día tuvo el infortunio de toparse cara a cara con el monstruo. Su buen perro intentó defenderlo, pero el animal acabó despedazado por la bestia, para terror del pastor.

El lagarto comenzó entonces a avanzar hacia Colás, que tan solo portaba su cayado para defenderse y fue entonces cuando el hombre se encomendó al Cristo de la Agonía para que le protegiera en tan terrible trance.

En ese momento y por increíble que parezca, el cayado de nuestro protagonista se convirtió en un trabuco, o ballesta según otras fuentes. Sea como fuere, el pastor aprovechó que ahora estaba armado y consiguió abatir a la bestia.

Entonces, el arma se convirtió de nuevo en su cayado y además se partió en dos cayendo al suelo. Para redondear la escena desde el cielo surgió una rotunda voz que exclamó: ¡Rota quedarás para que a nadie mates más!

Convencido Colás de que había sobrevivido gracias a un milagro celestial, despellejó al monstruo para ir a ofrecer la piel a su salvador. Al parecer, retazos de esa piel, todavía pueden verse en la localidad, dentro de la ermita del Cristo, que fue erigida precisamente por aquellos siglos.

Hay sin embargo alguna ligera variación en la historia principal, según la fuente que se consulte. Aunque los inicios son muy similares, el monstruo que aparece y pone en jaque a los habitantes, el final no es igual.

Si en la primera era un pastor que encuentra sin querer a la bestia y la derrota por intervención divina, aquí la cosa cambia un poco.

En este caso, se nos dice que la gente del pueblo, harta de las acometidas del lagarto, organizó una partida de valientes para salir en su busca y darle caza.

Y una noche lo encontraron y se enfrentaron cara a cara. Los disparos de sus arcabuces eran rechazados por las duras escamas del lagarto y los hombres comenzaron a pensar que no tendrían nada que hacer.

Pero entonces, uno de ellos acertó a dispararle directamente entre sus abiertas fauces, lo que hizo que el animal cayera muerto. Entonces, al igual que en la primera versión, los pastores despellejaron al animal y llevaron su piel a la ermita como agradecimiento por haber vuelto con bien de su misión.

En cuanto a cómo pudo aparecer tan tremendo animal en la zona, hay notas que podrían sugerir, que un fraile dominico, de nombre Fray Tomás Ortiz, que viajó a las Américas y volvió como lo que llamaban un indiano, pudo haber traído desde allí nada menos que un gran saurio, quizá un caimán y que ese y no otro sería el monstruo de la historia, pero no es algo que aparezca en todas las fuentes.

De cualquier forma, la leyenda e historia del monstruo reptiliano de Calzadilla ha calado de manera profunda, hasta el punto de que todavía hoy en día, sus habitantes son conocidos coloquialmente como “Los lagartos”.

Por ello se erigió además un conjunto escultórico que recuerda tan peculiar suceso, para todos los lugareños y visitantes de la localidad.

Y como nota final, no puedo por menos de contaros que siendo una curiosa historia, sin embargo no es tan extraña como pudiera parecer, pues para vuestro asombro, os puedo decir que hay varias localidades a lo largo y ancho de nuestra geografía, que cuentan con historias muy, pero que muy similares a la de Calzadilla.

Por ejemplo podríamos hablar de Santiago de la Puebla, en Salamanca, La andaluza capital de provincia de Jaén con el lagarto de la Malena, o incluso la propia ciudad de Madrid, con la capilla del lagarto de la iglesia de San Ginés.

Si os interesa, en alguna entrada puedo desgranar también estas otras historias, que son muy parecidas a la de Calzadilla.

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