Es bien conocida por el gran público la historia del mitológico can Cerbero que protegía las puertas del Averno. Sin embargo quizá no lo sea tanto que aquí mismo, en nuestra España, disponemos de una criatura que bien podría hacerle la competencia, aunque en este caso tenga una relación directa con el mar.

Procede de un territorio rico en leyendas y sucesos extraños como es Galicia. Y es allí en donde conocen bien a este ser, que todavía es capaz de provocar terror en más de uno.

Estoy hablando del mítico “Urco”, el “Can del Mar» (“Can do Mar” o “Can do Urco” en gallego).

El Urco.El Urco es una criatura con la forma de un gran perro negro con ojos de fuego, grandes orejas y dos afilados cuernos, que sale habitualmente de las aguas marinas envuelto en grandes cadenas que provocan un ruido inquietante y desde luego aterrorizando a quién tenga la mala suerte de cruzarse en su camino y ponerse al alcance de sus terribles fauces.

Sobre ellas los antiguos cronistas locales decían que: “El Urco era capaz de tragarse de un solo mordisco veinte sacos de calderilla con la misma facilidad con la que un burro se traga dos granos de cebada”, lo que da una idea del miedo que despertaba en las gentes.

Hay un punto en la zona de la ría de Arousa, donde al parecer el ser tenía su base principal y es en concreto el brazo de mar comprendido entre la isla de Cortegada y la población de Santiago de Carril, popularmente conocida como Carril, en tierra firme.

La isla fue desocupada tras decidirse que iba a ser regalada al rey, pero sin embargo el monarca nunca mostró un interés especial por ese regalo, por lo que la isla fue quedando salvaje, convirtiéndose en un hábitat ideal para tan siniestro cánido.

Santiago de Carril.Por ello en Carril, según cuentan las tradiciones, todavía a principios del siglo pasado en las largas y neblinosas noches de invierno y sobreponiéndose al rugir de las olas, los vecinos eran despertados de su sueño por los aullidos del Urco, que nadando desde la isla se acercaba a la población, en la que sus habitantes tan sólo podían encerrarse en sus casas esperando que pasara de largo.

Y más valía que así fuera, pues una de las principales características del animal era ser el mensajero de tragedias y malas noticias y si visitaba alguna casa era seguro que la misma no tardaría también en ser visitada por la muerte.

Hay antiguos relatos que contaban cómo estando a las puertas de la muerte algunos lugareños decían a sus allegados estar viendo por las ventanas las silueta de un aterrador perro negro liderando una siniestra jauría.

Tal parece que el Urco paseaba a sus anchas por las solitarias calles “reclutando” además a su paso a cuantos perros callejeros encontrase, pues era dueño de un extraño poder que hacía que a un gruñido suyo le siguieran como obedientes esbirros. Se formaba así esa aterradora jauría con la que más valía no cruzarse.

Isla de Cortegada.También han trascendido otros testimonios de algunos pescadores que contaban como faenando de noche sus barcas habían sido golpeadas y casi volcadas por algo grande que no llegaron a distinguir bien pero que no dudan en identificar como el Urco cuando nadaba hacía la costa para sus excursiones nocturnas.

Como prueba de ese temor ancestral por parte de las gentes del lugar, es curioso que allí no se amenazaba a los niños cuando se portaban mal, con el Coco o el Hombre del saco, como en otras partes del país, sino que se les decía que iba a venir el Urco a por ellos.

Pero no solo en la ría de Arousa eran temidas las visitas del Urco, pues también solía visitar el curso del río Lérez, hasta el punto de que en la ciudad de Pontevedra es, nada menos que desde 1876, uno de los personajes principales del desfile de Carnaval.

También es conocido en algunas zonas costeras de Asturias, donde recibe el nombre de “el Huerco”.

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