En no pocas ocasiones hemos visto aquí imágenes obtenidas por cámaras, generalmente de noche, en las que a vosotros y a mí nos ha sorprendido la presencia de lo inesperado.

Pero creedme si os anticipo que seguramente estas que os presento a continuación sean unas de las más extrañas que he tenido ocasión de contemplar y resultan de lo más chocantes.

El vídeo se supone obtenido por una de tantas y tantas cámaras de foto trampeo para fauna, que, cada vez más, se observan en muchas ubicaciones naturales hoy en día.

Son unas imágenes de la Naturaleza en su real crudeza, pues muestran la labor depredadora de un cazador sobre su presa, en principio, un lance más de los que suceden a diario en la vida salvaje.

El depredador es por demás hartamente conocido en su función, filmada de mil y una maneras y en otras tantas situaciones, pues hablamos de un reptil que lleva haciéndolo millones de años, como es el cocodrilo.

Aquí veremos a un ejemplar arrastrando fuera del agua a su, suponemos, recién abatida presa. Y digo suponemos, porque en el vídeo no llega a registrarse el ataque, por tanto tampoco se puede aseverar a ciencia cierta que el saurio simplemente no hubiera aprovechado un cadáver encontrado, sin ser realmente el causante de la muerte.

Hasta aquí, nada se sale de lo normal, pero el problema viene cuando nos fijamos en la presa en sí misma.

De entrada podemos ver que su mitad superior, si tuviéramos que compararla con algún animal, diríamos que es más bien de tipo humano aunque cubierta por completo de pelo, lo que ya nos enciende las alarmas.

Pero la impresión pasa de desasosegante a aterradora, cuando, tras un evidente salto en la imagen del que no he encontrado explicación en parte alguna, vemos la parte inferior en la que, esta vez sin dudas, se pueden contemplar dos piernas humanas embutidas en un pantalón, llegando a apreciarse incluso los calcetines, aunque sin rastro de calzado.

Resulta evidente que el primer impulso, recuperados de la expresión de incredulidad y sorpresa que inevitablemente producen las imágenes la primera vez, será pensar en un absoluto fake, dada la inverosimilitud aparente de lo que parece que estamos viendo.

Nada menos que un cocodrilo llevando en la boca lo que se diría un cuerpo de aspecto humano, al menos en su mitad inferior, porque la superior es otra cosa. Algo como para que en alguna parte de nuestro cerebro se forme la idea de que estamos ante un saurio que ha cazado… ¡un hombre lobo!

Tras acelerarnos de esa manera, vamos a ver si podemos estudiar un poco los escasos datos disponibles hasta el momento. Para empezar debo deciros que no he logrado encontrar ninguna fuente, ni siquiera rastreando la publicación original, que permita deducir con claridad el punto o la ubicación en la que se obtuvieron las imágenes ni las circunstancias de la colocación o tiempo durante el que la cámara estuvo habilitada.

No se pueden observar tampoco códigos de tiempo en la filmación, únicamente se puede distinguir un indicador de temperatura ambiente y un número que pudiera ser el ordinal de la grabación.

Cómo podréis suponer, el vídeo ha suscitado todo tipo de interpretaciones desde todo tipo de ángulos. Sinceramente, las impresiones de montaje van por delante.

Sí me gustaría apuntar algunos detalles que yo observo por si sirven de algo. En primer lugar, si hablamos del cocodrilo, creo en verdad que el animal que aparece en la grabación es siempre el mismo, tanto al inicio, como en la segunda parte, tras ese pequeño salto de imagen.

Creo también que las imágenes, entendidas como un todo, sí están obtenidas en un único continuo temporal, sin que esa “primera” parte antes del salto y esa “segunda” después, parezcan realmente separadas y unidas desde momentos diferentes.

Para pensar esto me he fijado en el suelo, en concreto en la vegetación. Si miráis atentamente, al inicio y más o menos en el centro de la imagen, se puede ver una especie de hierba vertical (se ve blanca), que destaca entre las hojas.

Al pasar la parte superior de la presa, se ve que la dobla y desaparece bajo ella, pero cuando la toma enfoca esas aparentes piernas, vemos como la hierba vuelve a estar de nuevo en su posición original, lo que indicaría que todo ha pasado en esos pocos segundos.

También la alfombra de hojas caídas parece ser la misma y hay una segunda hierba vertical más abajo y hacia la derecha, que permanece invariable todo el tiempo.

Otro punto a detallar, es que hay comentarios que apuntan a que la presa sería en realidad un mono narigudo (Nasalis narvatus), de las selvas de Borneo, lo que ya daría una ubicación al vídeo.

Ciertamente, en la parte inicial, si nos fijamos en la cabeza del cadáver, que está girada hacia arriba, sí podría parecer que arrastra sobre las hojas algo que pudiera ser asimilable al característico apéndice nasal de este tipo de monos.

Por otro lado, el torso también podría ser compatible con esta hipótesis, y con el hecho de que el cocodrilo, tampoco parece un ejemplar de un tamaño estratosférico, por lo que las escalas podrían coincidir.

Habría en este caso que discernir qué pasa con la parte inferior, claramente no perteneciente a un mono narigudo. Curiosamente es la parte tras el salto, por lo que en esta hipótesis la idea es que este final es lo que está retocado sobre el vídeo original, que entonces mostraría simplemente el resto del mono.

La polémica está servida, Parece que el vídeo ha sido reproducido ya más de 40.000 veces, desde un canal de Facebook llamado “El Horrocast”, sin que en los numerosos comentarios recogidos o desde el propio autor del canal, se hayan facilitado con claridad datos más concretos que permitan apuntar realmente hacia el autor original de la grabación, qué es lo que vemos y cómo y en qué circunstancias concretas se obtuvieron las imágenes.

¿Mono? ¿Hombre lobo? La decisión, para variar, es vuestra. Observad la grabación tantas veces como os parezca oportuno. Cualquier detalle nuevo será bienvenido.

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