La religión budista tiene un hueco especial para los gatos, animales que para ellos representan la esencia de la espiritualidad y que consideran transmisores de calma y creadores de armonía.

En algunos escritos llegan a otorgarles poderes sanadores, especialmente a nivel psíquico, pues los entienden poseedores de una luz especial que les capacita para comunicarse con nuestro inconsciente.

Los ven así capaces de llegar a nuestra propia alma, para combatir nuestras tristezas y desasosiegos. Leer la entrada completa