No cabe duda que la Naturaleza siempre encuentra la manera de sorprendernos. Hay animales a los que el imaginario colectivo ha otorgado el papel de enemigos jurados de la especie humana, aunque la tozuda realidad se empeñe en demostrar que más bien somos nosotros los que representamos un peligro cierto para casi todo bicho viviente.

Y si hay una especie representativa desde siempre de ese halo de violenta leyenda, esa es sin duda la del lobo, a los que en muchas ocasiones seguimos viendo como enemigos irreconciliables incapaces de acercarse a nosotros sin estar prestos a devorarnos de un bocado.

Pero siempre hay una excepción que confirma la regla indicándonos que las cosas pueden no ser así. En este caso dicha excepción la protagoniza el bueno de “Romeo”. Leer la entrada completa